DSC 0043 2Normalmente, cuando una moda secular se introduce en la iglesia puede ser una mala señal, pero en este caso hablaremos de una tendencia en auge en numerosos ámbitos sociales que puede ser una estupenda herramienta en la iglesia: los clubes de lectura.

Todos sabemos lo importante que resulta para los creyentes leer buenos libros que nos ayuden a crecer, pero también sabemos que existen muchas dificultades y que es una asignatura pendiente. Por eso es importante buscar formas de animarnos unos a otros a leer más. El incentivo de grupo que proporciona un club de lectura puede ser un gran ánimo para leer en privado y un buen antídoto contra la pereza, ayuda a organizarse y crear hábito lector, a la vez que se potencian los lazos de comunión.

¿Qué es un club de lectura?

Un club de lectura es sencillamente un grupo de personas que se reúnen regularmente para intercambiar impresiones sobre libros que previamente han acordado leer. Es decir, no es reunirse para leer, sino leer el mismo libro por separado, y reunirse para comentarlo. Esto permite convertir una experiencia tan personal y solitaria como la lectura en una experiencia de comunidad.

Beneficios de la lectura

Se podrían citar muchos beneficios de la lectura en general (favorece la agilidad mental y el pensamiento abstracto, ayuda a mejorar el vocabulario y la escritura, abre la mente y la comprensión intercultural, facilita el acceso a la información, mejora la concentración y la memoria, desarrolla el pensamiento crítico, aumenta la creatividad, etc.), pero como creyentes, la lectura es mucho más: es un medio de gracia, es una herramienta espiritual. Tenemos a nuestra disposición buenos libros escritos por creyentes a lo largo de la historia que nos ayudan a conocer y comprender mejor la Biblia y a profundizar en nuestra fe; libros que nos enseñan, nos retan, nos animan, nos consuelan, nos reprenden… ¿cómo no aprovecharlos?

Beneficios de una comunidad de lectura

Ser parte de un club de lectura tiene muchas ventajas:

  • Al ser una actividad regular, ayuda a organizarse y crear hábito lector.
  • Saber que otras personas están leyendo el mismo libro que tú te anima a leer.
  • Saber que vais a juntaros para hablar de él es un incentivo añadido para reflexionar, sintetizar y analizar lo que lees.
  • Saber que hay una fecha límite ayuda a organizarse y no «eternizar» la lectura.
  • Reunirse para intercambiar impresiones sobre lo que se ha leído enriquece muchísimo, ya que al compartir y contrastar opiniones se descubren aspectos del libro que quizá habían pasado desapercibidas. Diferentes lectores se fijan en detalles distintos del libro, y a veces los entienden de forma diferente, por eso la puesta en común es enriquecedora.
  • Al ser una reunión más informal que otras y que además favorece el diálogo y la participación, ¡es una estupenda forma de compartir un tiempo de comunión!

La experiencia de nuestra iglesia local

En la Iglesia Evangélica de Ciudad Real comenzamos en junio de 2012 nuestro club de lectura. Una vez al mes, once meses al año (en nuestra experiencia, en verano resulta difícil mantener el club de lectura) elegimos un libro que leer; lo lee cada uno en su casa, a su ritmo. Pero el último domingo de cada mes nos reunimos después del culto de la tarde para comentar el libro que hemos leído.  Como era de esperar, la participación no ha sido masiva por parte de todas las personas de la iglesia, pero estamos contentos porque hay un grupo bastante constante de unas 15 personas (en cada reunión suele haber entre 10 y 15) que lee la mayoría de los libros y asiste a las reuniones, que resultan muy amenas. Esto es de mucho ánimo porque no todas las personas del club eran lectores habituales antes, y para todos, lectores habituales o no, está resultando un estímulo para leer más

¿De qué hablamos? 

De nuestras impresiones acerca del libro, compartimos citas que nos han resultado interesantes, expresamos dudas, e intercambiamos las ideas del libro que nos han edificado o ayudado particularmente.

¿Qué libros leemos? 

Buscamos mantener una variedad de libros; alternamos comentarios bíblicos, libros de doctrina, novelas, biografías, libros sobre vida cristiana, historia de la iglesia, etc. Intentamos elegir libros que no sean muy largos, difíciles de leer, o caros, para que el club de lectura sea accesible a todos (en un par de ocasiones hemos elegido un libro que ha sido un poco más largo y caro, y en ese caso, lo hemos leído en dos meses, la mitad del libro cada mes). Igualmente, intentamos escoger temas que no sean muy específicos y puedan resultar de interés para todos.

¿Qué se necesita para empezar?

Realmente, no mucho. En primer lugar, contar con el apoyo de la iglesia. Luego, es importante que una persona o equipo de personas se encarguen de coordinar el club: convocar las reuniones, animar a diferentes personas a participar, elegir los libros (mejor si no los elige una persona sola), moderar el debate, plantear preguntas, etc.

Finalmente, lo que se necesita para empezar es ganas, ilusión y… simplemente empezar. Esperamos que os animéis; y si formáis un club de lectura en vuestra iglesia, ¡nos encantará conocer vuestras experiencias!

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(Publicado originalmente en la revista Nueva Reforma, Editorial Peregrino

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