JUECES 6 14Y mirándole Jehová, le dijo: Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de la mano de los madianitas. ¿No te envío yo?

Gedeón debería estar desanimado con razón, Israel estaba dominado por Madián, la tierra era saqueada constantemente y parecía que Dios no hacía nada a pesar de las cosas que habían contado del pasado.

Y entonces Dios le mira, quizá por medio del varón profeta (v.8) o del ángel de Jhwh (v.11). Seguramente tu mirada fue compasiva, más que acusadora. Ante tus ojos, Señor, debemos de ser tan insignificantes y aun así nos miras.

¿Qué fuerza podía tener Gedeón para enfrentarse a Madián? Era solo un agricultor. Cuántas veces has buscado pequeños hombres para hacer grandes empresas, pues así muestras más claramente tu poder y gloria.

¿Sería su fuerza su fe? Si fuera así, su fe debería de ser muy pequeña, casi insignificante pues estaba lleno de dudas (v.13) y requería pruebas (v.18). No, seguramente su fuerza eras tú, tu voz, tu llamada. Si eres tú quien decide, quien hace, ¿quién puede oponerse y vencer?

Yo me sé pequeño, mis habilidades apenas nulas, los hechos a mi alrededor lo demuestran, pero si eres tú quien me llama, dame oídos para oírte y voluntad para obedecerte. Si eres tú quien me envía, eres tú quien me da la tarea, dame fe. Que sea la confianza en ti, en tu gracia y poder la que me sostiene y me hace útil, pues no habrá obra grande para un Dios tan grande.

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