PROVERBIOS 10 26Como el vinagre a los dientes, y como el humo a los ojos, así es el perezoso a los que lo envían.

Son muchas las veces que nos adviertes en tu libro sobre la pereza (6:6; 15:4; 19:24…). Hasta doce veces he contado. Debe ser un pecado grave delante de ti, o que es muy común y fácil de cometer.

En esta ocasión señalas el daño que puede causar a terceros, molestia e irritación.

¿Caigo yo en este delito delante de ti? Y si es así ¿perjudico a otros en exceso? No es fácil para mí saberlo, pues puedo esconder esta pereza bajo un activismo cómodo; puedo no hacer lo que debo y me cuesta, haciendo otras muchas cosas que me resultan cómodas y agradables pero que son banales. No me tienta el quedarme en la cama o recostado en un sillón, pero sí el dejarme volar en mis pensamientos y lecturas ¿Son todos ellos útiles? ¿Me quita tiempo en mis responsabilidades? ¿Dejo en segundo lugar las responsabilidades que otros esperan de mí? ¿Soy eficiente en lo que otros me demandan?

Pero lo que más me preocupa ahora es que esa posible pereza sea espiritual, como indicas tú en otra parte (Heb.6:11-12), y mi falta de solicitud produzca en ti, Señor, esa irritación.

No me dejes ser vinagre a tus dientes o humo a tus ojos, dame urgencia y prontitud para tus cosas.

0
0
0
s2sdefault
Back to Top
Las cookies facilitan la prestación de nuestros servicios. Al utilizar nuestros servicios, usted acepta que utilizamos cookies.
Política de privacidad De acuerdo Rechazar