ISAIAS 40 29¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Yahveh, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.

Siendo tú como eres, Dios mío, no puedo esperar de ti sino bien y misericordia. Siendo yo como soy, no puedo venir a ti sino para darte gracias por lo recibido y pedirte más de ese bien.

Son muchas las veces que me siento cansado y no solo porque el trabajo sea agotador, sino porque soy criatura débil, incluso lo muy poco me parece mucho y la ligera carga me parece pesada. Aun no entiendo cómo me diste a mí estas responsabilidades, sabiendo que soy tan flaco de espíritu.

A no ser, claro está, que así manifiestes que el fruto que resulta no es por causa de ejército o de la fuerza de brazo de hombre, sino de tu Espíritu. Que el mérito no es mío, sino tuyo. Que eres tú el que produce la cosecha, como el que sostiene la herramienta, que pueda ser yo. Todo es por tu gracia.

Además, por ser tú el Dios creador y sustentador, que no se fatiga y no tiene límite su entendimiento, es que yo puedo, como en esta mañana, venir a tu presencia y pedirte aliento y fuerza, que sea tu mano la que me sostiene y guía, y que, por qué no, incluso me des alas para volar. Ser invencible para tu tarea.

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