EXODO 32 1Viendo el pueblo que Moisés tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón, y le dijeron: Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos qué le haya acontecido.

Si no fuera que esto que leo está en tu palabra revelada, me costaría aceptarlo. ¿Cómo es posible que el corazón del ser humano sea tan rebelde?

Moisés está recibiendo instrucciones directas de Dios para el pueblo. Una muestra más de tus cuidados. No solamente vieron su liberación de la esclavitud de Egipto, sino que experimentaron tu protección y sustento milagroso en el desierto. Pero a pesar de eso pidieron tener un ídolo de oro, un objeto inanimado al que poder mirar y tocar, en sustitución de ti, el Dios único que no podemos ver, porque eres sumamente santo, y de Moisés el líder elegido por ti.

¿Por qué cuesta tanto someterse a ti? ¿Por qué somos tan rebeldes? ¿Por qué inclinarnos y llevar ídolos, en lugar de confiar en que tú nos lleves?

Mi pregunta en esta mañana es: ¿Soy yo así? ¿Tengo aún algo de esta idolatría en mi corazón? ¿Puede haber en mí una necesidad de ver y tocar mi ídolo (dinero, salud, objetos o imágenes de algo tuyo) para confiar y seguir?

Mi petición Padre es que no permitas que esto sea así, que quites todo posible rasgo de idolatría y engaño de mi mente y corazón, que me baste y conforme con confiar en la cruz, en tu Hijo.

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