Paseando por la última Feria del Libro de nuestra Ciudad Real me crucé con el libro “Probablemente Dios no existe…” título que aprovecha la campaña atea que se hizo hace ya algunos meses en diferentes ciudades españolas.

No puedo resistir la tentación de comprarlo y ver si había algún argumento nuevo en los autores y en el ateísmo que profesan.

Acabo de leer el prólogo y la introducción y la introducción y ya me doy cuenta de que (probablemente) no me llevaré grandes sorpresas.

Imaginemos dos aficionados al fútbol que compiten en tertulia para ver cuál de los equipos es mejor y que ganará la liga por ejemplo (aunque en estas competiciones no siempre gana el mejor). No es una manera lógica de argumentar señalar solo los errores del contrario o de señalar el fanatismo de algunos de sus aficionados. Lo que hay que hacer es ver las evidencias, las características y resultados del propio equipo.

No es lógico tampoco que el prologuista y autores del libro comiencen y se extiendan en demostrar lo malo que son las religiones y lo supersticiosos que pueden llegar a ser algunos. El tema se supone que es Dios y no sus seguidores. Aun si hubiera que hablar de evidencias en “afición”, los milenios de historia y cultura del ser humano avalan que más lógica es la existencia de Dios.

Tendrán que decidir estos autores, si en el ser humano hay en “gen natural” que les hace ser a todos torpes supersticiosos o hambrientos buscadores de una realidad, llamada Dios.

Empezar el libro criticando la religión no es la idea que se desprende del libro, pues entonces debería llamarse algo así como “Probablemente la religión no es buena, deja de preocuparte y disfruta de la vida”. Ahí si que podríamos incluso coincidir mucho creyentes y no creyentes. Pero defender la inexistencia de Dios porque haya entre los religiosos pobres supersticiosos y gente mala y contradictoria, es mal intencionado y es querer esconder la realidad de que entre los no religiosos e incrédulos y ateos, también los hay.

No es honesto comparar tres rituales religiosos con un científico luchando contra una enfermedad mortal, como si el religioso no pudiera ser científico o un científico no pudiera ser supersticioso.

Es una pena que piensen que solo es valioso luchar contra la decadencia y debilidad del cuerpo, despreciando la importancia de dar calidad de vida, entre otras cosas con el consuelo y la esperanza que no suelen dar sus “opiniones científicas”.

No es científico desdeñar en olvidar que el dolor del ser humano no lo produce solo una debilidad o accidente del cuerpo, hay también dolores emocionales, mentales-psicológicos y del alma.

No es equilibrado de su parte decir que una interpretación transcendente de la realidad es magia y una versión profana del mundo es racional, pues no hay prueba de que creer en un mundo sin Dios sea más racional que aceptar evidencias razonables de su existencia.

De momento el libro, en contra de su intención, me confirma que estoy en lugar seguro a la sombra de Dios y que no me muestran luz alguna sus críticas sombrías. Seguiré leyendo...

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