maxresdefault 3INTRODUCCIÓN

Muchas personas ven Apocalipsis como un libro muy difícil – casi imposible – de entender, con sus descripciones simbólicas, etc. Pero, sin pretender que el libro no tenga sus dificultades de interpretación – las tiene – quiero sugerir que Apocalipsis no es tan difícil de entender si se tienen en cuenta una serie de claves para su correcta interpretación. ¿Cuáles son esas claves? En honor al número siete, que se encuentra cincuenta y cuatro veces en Apocalipsis, ¡voy a proponer siete claves para entender Apocalipsis!

1. LOS DESTINATARIOS DE APOCALIPSIS

Quizá suene raro hablar de "los destinatarios" de Apocalipsis. Pero Apocalipsis es, entre otras cosas, una carta que fue escrita y enviada a las siete iglesias de Asia (1:1, 3, 4-6, 9-11, 19+20; 2:1 – 3:22; 22:6+7, 16a, 21). Sobre esto hay dos errores que se cometen muy a menudo y que entorpecen la interpretación de Apocalipsis: (1) El error de pensar que solo dos de los veintidós capítulos de Apocalipsis vayan dirigidos a las siete iglesias; y: (2) El error de perder de vista que el libro entero fue dirigido a unas iglesias concretas en una situación concreta, con el fin de consolarlas, animarlas y fortalecerlas ante la dura realidad de la persecución bajo el emperador Domiciano. ¡Muchos intérpretes se olvidan, casi por completo, de las siete iglesias a las cuales Apocalipsis fue escrito y enviado!

2. EL TEMA DE APOCALIPSIS

¿Cuál es el tema de Apocalipsis? Pues, el tema es: La victoria del Cordero sobre el dragón como el gran consuelo del pueblo de Dios, sobre todo en tiempos de sufrimiento y de persecución. Es importante subrayar que el tema de Apocalipsis no es: El fin del mundo, o algo así – incluye el fin del mundo, pero solo en el contexto de esa victoria del Cordero sobre el dragón. ¡Qué consuelo para los creyentes de aquellas siete iglesias en medio de la persecución que estaban sufriendo! ¡Y qué consuelo para todos los creyentes perseguidos de todos los tiempos y de todos los lugares del mundo!

3. EL PROTAGONISTA DE APOCALIPSIS

El protagonista de Apocalipsis es el Señor Jesucristo, sobre todo como el victorioso Cordero de Dios. Fijaos en los nombres y títulos del Señor Jesucristo en Apocalipsis: "Jesús"; "Cristo"; "Jesucristo"; "Señor Jesús"; "Nuestro Señor Jesucristo"; "El testigo fiel"; "El primogénito de los muertos"; "El soberano de los reyes de la tierra"; "El Alfa y la Omega"; "El principio y el fin"; "El que es y que era y que ha de venir"; "El Todopoderoso"; "El primero y el último"; "El Hijo de Dios"; "El Santo"; "El Verdadero"; "El Amén"; "El León de la tribu de Judá"; "La raíz de David"; "El Cordero"; "Fiel y Verdadero"; "El Verbo de Dios"; "Rey de reyes y Señor de señores"; "La estrella resplandeciente de la mañana"; etc. Pero el título que, a partir del capítulo 5, domina el libro es: "el Cordero", ¡que se encuentra veintinueve veces! ¡El Señor Jesucristo es el protagonista de Apocalipsis!

4. EL GÉNERO DE APOCALIPSIS

Cada libro de la Biblia pertenece a un género en particular, aunque algunos libros puedan clasificarse de más de una sola manera. Apocalipsis es un libro profético y apocalíptico – profético, como una palabra directa del Señor, en este caso por medio del apóstol Juan; y apocalíptico en el sentido de un misterio descubierto, en tiempos especialmente turbulentos, con un lenguaje altamente simbólico y con visiones describiendo acontecimientos presentes y futuros en términos de grandes cataclismos, todo ello para el consuelo y el ánimo del remanente fiel del pueblo de Dios. Hay otros ejemplos de este género apocalíptico tanto en la Biblia (sobre todo, en las profecías de Ezequiel, de Daniel y de Zacarías) como fuera de la Biblia (Enoc; Los Secretos de Enoc; El Apocalipsis de Baruc; El Cuarto Libro de Esdras; etc.). La interpretación de este género literario requiere un cuidado especial.

5. EL LENGUAJE DE APOCALIPSIS

Este punto está estrechamente relacionado con el punto anterior sobre el género literario de Apocalipsis. Aunque hay lenguaje "normal" en Apocalipsis, el lenguaje de la mayor parte del libro es figurado, metafórico, simbólico, etc. Y uno de los errores más comunes es ignorar el lenguaje especial de Apocalipsis y procurar interpretar el libro como si fuera un libro de narración histórica. El lenguaje de Apocalipsis es el de las visiones – no las palabras llanas de la descripción histórica, sino las vívidas imágenes del estado extático del profeta.

6. EL TRASFONDO DE APOCALIPSIS

Apocalipsis no tiene ni una sola cita como tal del Antiguo Testamento, ¡pero el libro entero está saturado de alusiones al Antiguo Testamento!: a Génesis y a Éxodo, a los libros de Reyes y de Crónicas, a los Salmos y, sobre todo, a los libros proféticos de Isaías, de Jeremías, de Ezequiel, de Daniel, de Joel y de Zacarías, etc. Según un autor, "De los 404 versículos de Apocalipsis...hay 278 que contienen referencias a las Escrituras hebreas." Algunos ejemplos son: (1) La visión del Hijo del Hombre (Ez. 1:26-28a; Dn. 7:13+14; etc.); (2) Los cuatro seres vivientes (Is. 6:1-3; Ez. 1:4-10; etc.); (3) El sello de Dios en la frente (Ez. 9:1-6); (4) Los dos testigos (Zac. 4:1-14); (5) La gran vendimia final (Jl. 3:12-15); (6) Las plagas sobre la tierra (Ex. 7 – 11); (7) La caída de Babilonia (Is. 13:1-19; 14:3+4, 22+23; Jr. 51; etc.); y: (8) La última gran batalla (Ez. 38 y 39; etc.). No se puede interpretar Apocalipsis correctamente sin tener en cuenta todas estas alusiones al Antiguo Testamento.

7. LA ESTRUCTURA DE APOCALIPSIS

Aunque hay diferentes formas de dividir el libro de Apocalipsis, una división bastante sencilla es: (1) Apocalipsis 1 – 3: Cristo y su pueblo; (2) Apocalipsis 4 – 7: Los siete sellos; (3) Apocalipsis 8 – 11: Las siete trompetas; (4) Apocalipsis 12 – 14: Satanás y sus aliados; (5) Apocalipsis 15 y 16: Las siete copas de ira; (6) Apocalipsis 17 – 19: La caída de Babilonia; (7) Apocalipsis 20 – 22: El gran desenlace feliz. Ahora – y esto es muy importante – estas siete secciones no son cronológicas, sino paralelas. Cada sección resume la historia de la Iglesia entre las dos venidas del Señor y habla, aunque de forma distinta, de los altibajos de la Iglesia, de los ataques del Enemigo, etc., culminando en la venida del Señor, en la derrota definitiva del dragón y de todos sus aliados, en el gran juicio final y en los estados definitivos del cielo y el infierno.

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