Hans Kung memorias 2Me gusta ir al menos una vez al mes a la biblioteca pública para ver las novedades y recomendaciones de libros que se ofrecen. Así fue que el otro día me encontré con Hans Küng y su libro “Humanidad vivida” (Ed. Trotta 2013).

Siempre me ha producido cierto temor y respeto tanto Hans Küng como Karl Barth, el primero católico y el segundo protestante, ambos símbolos de la alta teología, que a mí en particular me produce vértigo. Pero me gusta leerlos desde la orilla, sin profundizar. No puedo, no sé o no quiero meterme en ese océano de libros y pensamientos que ellos representan. Otros lo hacen mucho mejor de lo que yo pueda hacerlo.
Aun así, cuando vi en la estantería este libro, que es la segunda parte de sus memorias, lo tomé con curiosidad e interés.

Son más de 700 páginas de artículos y pensamientos de una mente brillante, marcada muy principalmente por la censura y prohibiciones que le hizo su iglesia católica.

Solo quisiera señalar aquí lo que él llama “Mi legado de ética mundial”, parte de su discurso de despedida como presidente de su “Fundación Ética Mundial” para el diálogo y ecumenismo para la paz entre religiones (ver pág. 678 ss.).

Hans Kung memorias 1En sus conclusiones, llamado o exhortaciones, invita a la iglesia católica a rechazar la idea de que fuera de la Iglesia de Roma no hay salvación, ¡bien!, pero seguidamente se dirige a los protestantes para que rechacen la idea de que fuera de Cristo no hay salvación (pág. 682) y añadir que debemos entender de otra manera la idea antropomórfica (personal) de Dios y de Cristo, que resulta demasiado dogmática y helenística.

Si esto tuviera que ser así, ¿qué nos quedaría? Para él, una colección de principios éticos para relacionarnos, pero a nosotros, no nos quedaría nada.

Un cristianismo sin Cristo es un absurdo, un mar sin agua, un fuego que no quema. Cristo es la voluntad expresa del Padre para el mundo o no es nada, es el camino al cielo o es el abismo. No puede haber ética cristiana si no hay cruz, y si no hay cruz, no hay esperanza, porque no habrá perdón.

¿Años y años de teología “cristiana” para decirnos que todo se resume a que nos portemos bien y que ya veremos lo que pasa?

Hans Küng es un ejemplo más de aquellos que escuchan cada vez más a su corazón y menos la voz de Dios, que filtran todo lo que Dios dice para quedarse con lo que se acomoda a sus ideas sometidas a la conciencia colectiva del ser humano muerto. Es fácil, pero errado, pensar que quien mejor conoce el problema del alma enferma es otro enfermo y no el sanador del alma.

Menos mal que tú y yo tenemos a un Dios soberano y cercano, justo y misericordioso, un Cristo a la vez Señor y redentor, y un libro que es luz y pan que alumbra la mente y alimenta el alma.

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