En las noches de verano
Cuando en mi puerta me siento
Leo tu bendita palabra,
Miro al cielo y contemplo.
¡Qué grande eres, Señor!
¡Sólo tú pudiste hacerlo!
¡Esa bóveda estrellada
que llamamos firmamento!
Quedo extasiado y pregunto
Pensando hacia mis adentros,
¿me enseñará algún día
esos astros que hoy contemplo?
Empeño tengo en los dos
luceros que en paralelo
al alero del tejado
inmóviles siempre veo.
Oh tú, Lucero del Alba!
¡Creador de tierra y de cielos!
¿Con qué fin creaste todo
rodeado de misterio?
Si vida eterna me das
Y a tus promesas me aferro
-"voy a preparar lugar"
me dices en tu evangelio.
Lejos están esos astros
Siendo inalcanzables ellos,
Pero sé, que por tu gracia,
Un día viviré entre ellos.