nounirseenyugodesigualIntroducción (2º Corintios 6:14-7:1)

Antes de ver qué significa “el yugo desigual”, quiero que miremos esta foto.

¿Qué vemos? Un par de bueyes arando la tierra. ¿Vemos el instrumento que llevan sobre sus cabezas? ¿Sabéis cómo se llama? ¡Sí, es un yugo! Es una pieza larga de madera con dos arcos que se ajustan a la cabeza o cuello de los animales y que, sujeta al timón de un arado, permite que tiren de él.

¿Para qué sirve un yugo? Sirve para que los dos bueyes puedan arar el campo creando surcos profundos y en línea recta para poder sembrar la semilla, si no lo hacen bien, la semilla no crecerá.

Ahora bien, imagina que el buey fuerte está en yugo con otro animal diferente, un perro o una oveja, incluso un asno ¿qué pasaría? Sería imposible hacer los surcos rectos y profundos. Los animales irían cada uno a un ritmo diferente, y la fuerza no estaría equilibrada. A nadie se le ocurriría poner un yugo con animales diferentes. La lógica cae por su propio peso. Ya en el Antiguo Testamento Dios mandó “No ararás con buey y asno juntos” (Deuteronomio 22:10). Aunque es literal, ya apuntaba a un principio espiritual.

Qué significa el yugo desigual con los incrédulos

Si el ejemplo anterior con los animales es claro, de igual manera la unión del creyente con el incrédulo es imposible. Es como poner el yugo entre un buey y una oveja. Por naturaleza son completamente diferentes, de igual modo el creyente tiene una naturaleza nueva que es incompatible con el incrédulo.

Toda relación que conlleve un compromiso profundo con un incrédulo te traerá problemas. Veamos a qué tipo de relaciones se refiere:

1) En primer lugar el yugo desigual se refiere a una relación espiritual, no podemos unirnos a nadie espiritualmente que no sea un verdadero creyente. Todas las preguntas que aparecen en los versículos siguientes, nos muestra que no puede hacer lugar en nuestro corazón para Dios y los ídolos a la vez. Si somos verdaderos creyentes no podemos tener relaciones ecuménicas con incrédulos. Sabemos que detrás de todo ídolo hay un demonio (1º Corintios 10:20), por lo tanto ¿qué concordia hay entre Cristo y Belial? Los creyentes buscan la justicia y el incrédulo la injusticia, el creyente está en la luz del evangelio, es luz en el mundo, el incrédulo por naturaleza está en tinieblas. Todas estas preguntas retóricas son en sí mismas contradictorias.

2) Otro yugo desigual sería el matrimonio de un creyente con un incrédulo, porque que mayor yugo de relación hay entre las personas, que la relación matrimonial. Como un creyente que dice que Dios es lo más importante en su vida y no puede compartir su fe con su esposo o esposa. No pueden entenderse espiritualmente, no van en la misma dirección. Cuando surgan problemas ¿qué van a hacer?

Hay muchos jóvenes creyentes que se lanzan en una relación de noviazgo y luego matrimonio alegando que es una persona respetuosa 6y muy buena, incluso mejor que muchos de los llamados creyentes; algunos dicen que como no hay jóvenes creyentes tienen que salir con un incrédulo, etc. Las excusas son muchas y variadas, pero al final la mayoría de los casos acaban que la parte creyente es atraída y apartada por el incrédulo, o el matrimonio se vuelve un infierno, con todas sus consecuencias. Es una desobediencia a Dios, se está dejando de lado este mandamiento.

Sé que son temas muy delicados y que tienen que ver con el corazón y los sentimientos pero, tenemos que aconsejar y advertir de los principios y mandatos de la Palabra de Dios con misericordia, y no nuestras propias ideas.

La Biblia prohíbe casamientos mixtos, pero ¿por qué? Precisamente por las razones que los versículos siguientes nos dan. No puede haber unión entre el espíritu vivo del creyente con el espíritu muerto del incrédulo: “¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? (v.14-15).

3) Una pregunta muy común es si este versículo puede aplicarse a un creyente haciendo negocios con un incrédulo. Según estos versículos, hay una gran diferencia entre los métodos, objetivos, actitudes etc. que tiene un creyente con el incrédulo. Por lo tanto tienen que preguntarte antes de comprometerte y embarcarte en negocios con alguien, si tenéis estos mismos maneras y formas de llevar el negocio. ¿Mentirás, intentarás escaquearte de los impuestos, pagarás bien a tus empleados, les darás de alta como dicen la ley…? La lista sería enorme, por lo tanto, sería muy difícil llevar un negocio honradamente con un incrédulo, es mucho más fácil ser influenciado que influir. Eso es unirse en yugo desigual con un incrédulo. Otra cosa es trabajar en una empresa con inconversos, porque si no, tendríamos que salir del mundo, y somos llamados a no ser como el mundo pero sí estar en el mundo.

Sé que la línea es muy fina en cuándo una relación puede convertirse en yugo desigual, pero cada uno delante de Dios en oración y buscando consejo de creyentes sabios y maduros, tiene que distinguir si la relación en la que se va a meter implica yugo desigual. Dios nos da los principios y nosotros tenemos que aplicarlos en cada circunstancia.

Dos mundos diferentes

Cundo leemos este pasaje Pablo identifica claramente dos mundos diferentes, dos esferas, dos reinos, dos dimensiones de la vida, y las dos son totalmente opuestas e incompatibles. Esos dos mundos son tan diferentes, uno es terrenal, otro celestial, uno de justicia, otro de injusticia, uno de luz, otro de tinieblas, uno está con Cristo, el otro con el diablo (que es lo que significa Belial; por cierto solamente mencionado aquí en toda la Biblia). No tienen nada en común.

Pablo exhorta a los corintios a no estar en los dos mundos tan distintos, porque algunos querían tener un pie en cada uno de esos mundos, pero es imposible estar en los dos. En 2º Corintios 5:17, nos dice que “Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. El creyente ha pasado de un reino al otro, ya no es la misma persona que antes. Ha pasado de la injusticia a la justicia, de las tinieblas a la luz, del diablo a Cristo, de los ídolos al Dios vivo.

Por lo tanto ¿hasta dónde puede un creyente andar con los incrédulos? ¿No tenemos que dar testimonio y evangelizar? ¿Cómo lo vamos a hacer si no estamos con ellos y si no nos mezclamos con ellos?

¿Dónde ponemos los límites?

Bien, los versículos 17 y 18 nos da alguna luz en este sentido, a demás de lo que hemos visto anteriormente. Dios no quiere que andemos en yugo desigual con lo inmundo, lo pecaminoso. Por lo tanto no hay una lista de esta relación sí y esta no, aunque ya hemos explicado en algunos casos más claros lo que significa el yugo desigual.

Entonces, antes de entrar en cualquier relación íntima con alguien, mira las consecuencias que te traerá, hazte preguntas, y con oración y consejo, tendrás más certeza de que tu decisión es correcta. Dios hace un llamamiento a salir de en medio de lo inmundo y lo pecaminoso. Toda relación que nos lleve a pecar o a alejarnos de Dios no debemos permitirla en nuestras vidas. Con quién estás, dónde vas, lo que haces, tus conversaciones, etc. son de testimonio a los demás, no uses tu libertad en Cristo para pecar, sino para acercarte más a Dios y obedecerle. Llega hasta donde tengas que llegar con un incrédulo, mientras tu testimonio, tu relación con Dios no se vea afectada, donde no te implique el pecar.

Consecuencia

Dios nos promete ser nuestro Padre y nos acepta como a hijos e hijas (v.18). Es la relación más íntima que puede tener Dios con nosotros, y qué privilegio el ser tratados y amados como a sus hijos.

Por lo tanto, y en consecuencia de todo lo anteriormente dicho en el pasaje, Pablo nos llama y nos exhorta a responder a Dios por todo lo que ha hecho en nosotros, diciéndonos: “…limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios” (2º Corintios 7:1).

Esta limpieza es a través de la sangre de Cristo, si nos arrepentimos de nuestros pecados Él es fiel de limpiarnos y perdonarnos (1 Juan 1:9). Aun siendo creyentes seguimos pecando y seguimos necesitando esa limpieza de Cristo en nuestras vidas.

¿De qué nos tenemos que limpiar? Todo lo que contamina nuestra carne, cuerpo, toda relación inmoral; y nuestro espíritu, toda relación que sea idólatra en nuestro corazón. Y haciendo esto con la ayuda del Espíritu en nosotros, perfeccionaremos la santidad. Ya somos santos por la obra de Cristo en nosotros, pero aun tenemos que seguir santificándonos antes de llegar a la gloria. La santificación es una obra que durará toda la vida en nosotros mientras estemos aquí en este mundo.

Y debemos perfeccionar nuestra santidad en el temor de Dios. ¿Qué significa esto? En el temor de Dios es tomando a Dios y a su Palabra en serio, aplicar y obedecer la Palabra de Dios en cada área de nuestras vidas.

Conclusión y aplicación

Dios nos da este mandato de no unirnos en yugo desigual con los incrédulos porque lo que quiere es que nos limpiemos de todo pecado e inmundicia, quiere un pueblo santo en carne y espíritu. Como ese es su objetivo para el creyente, no podemos llevarlo a cabo si estamos en relaciones que sean yugo desigual con el incrédulo, porque somos de distinta naturaleza y es imposible que el incrédulo nos ayude a ser más santos.

¿Vemos claro el objetivo de Dios? Su voluntad es nuestra santificación. Busca relaciones buenas y sanas con los incrédulos pero, pon el límite aplicando los principios que Dios nos da. La mejor manera de que perfecciones tu santidad es uniéndote en relaciones profundas y espirituales con los verdaderos creyentes, que te animen en tu relación con el Señor.

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