devocional la muerte“Conforme a mi anhelo y esperanza de que en nada seré avergonzado; antes bien con toda confianza, como siempre, ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte.” (Filipenses 1:21)

La muerte es el resultado del pecado y del mundo caído en el que vivimos (Gén.3:17-19). Todo lo que nace muere. Dios puede acortar o alargar la vida, aliviar o dificultar la partida (envejecimiento, enfermedad, dolor…).

Pero el creyente no debe de temerla (Heb.2:15), pues es un enemigo que será vencido (1 Cor.15:26, 54) y tras ella vendrá nuestra resurrección y gloria (2 Cor.5:8) (Filip.1:21).

Tenemos que mirar o esperar la muerte como resultado de nuestra unión y participación con Cristo (Rom.8:17) (Filip.3:10) (1 Pedro 2:21; 4:13), y parte de nuestra santificación para fortalecernos o corregirnos (Heb.12:6, 10-11), ser fieles hasta el final (Filip.3:10) (Apoc.2:10) y en el último momento darle gloria (Juan 21:19). Nuestro objetivo no es rehuir de la muerte, sino traer la vida a obediencia (Hch.20:24; 21:13) (Apoc.12:11). La vida es Cristo y la muerte es ganancia (Fil.1:21-22).

Esto no quita que haya dolor a poder evitar, si es posible, tristeza y duelo por los seres queridos (Jn.11:35) (Hch.8:2), aunque con esperanza por los que son creyentes (1 Tes.4:13) (Ap.14:13).

Habrá tristeza por los que mueren sin Cristo (Rom.9:1-3), pues les alcanzará la segunda muerte (Apoc.2:11; 21:8). Como creyentes debemos utilizar el final para presentar el evangelio como última esperanza (Luc.23:40s).

Oración

“Padre, quítame todo temor a la muerte y prepárame en vida para ello, ella es la entrada a la gloria que me tienes prometida”.

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