“Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos.” (Hechos 2: 46 – 47)

A la hora de buscar una iglesia local, no debemos conformarnos con la que se encuentre más cerca, simpaticemos con conocidos o exija menos de nosotros, sino en buscar una iglesia sana, cristocéntrica, es decir que muestre fielmente su razón de ser.

Con respecto a su relación con Dios, la adoración debe ser como Dios o su palabra requiere y no como la cultura actual imponga o solo para entretenernos. La oración debe ser también bíblica, eficaz, constante (Hch.1:14).

En la relación entre creyentes, debemos buscar el lugar de la Escritura (teología, doctrina, etc )(Rom.15:4) (2 Tim.3:15s), la predicación expositiva (1 Cor.1:21), enseñanza y edificación de todos (1 Cor.14:3) (Ef.4:12), fortaleza de la comunión, que no es solo juntarse un rato, sino tener claro el concepto de membresía o compromiso (Hch.2.41-47), las ordenanzas (1 Cor.11:17-34), la disciplina (Mt.18:15-20) (1 Cor.5:6s), un liderazgo, preparado sí, pero sobre todo espiritual (1 Tim.3:1-13) y ejemplar (1 Tes.4:1s) (Heb.12:14).

Debemos también buscar una iglesia que evangelice (Mt.28:19s) (Rom.15:20), que muestre buen testimonio (Jn.13:34s) y haga bien a todos (Gál.6:10) (1 Tes.5:15).

El equilibrio en todas estas áreas debe estar en nuestra búsqueda.

Oración

“Dios mío, ayúdame a tener una iglesia sana en la que yo pueda dar y recibir lo que tú requieras”.