“Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.” (Hechos 14: 23)

Siendo la iglesia la congregación de redimidos, pero aún pecadores, con fe, pero con necesidad de crecer y fortalecerse (Ef.4:12-18), el Señor ha constituido normas y guías para gobernar en la iglesia local.

Cada iglesia local es independiente y soberana en sus decisiones (Mt.18:17), siempre que sea bajo la guía de la Escritura. Las decisiones se toman en asamblea (Hch.1:15,23; 13:1-3) y buscando la guía del Espíritu y la gloria del Señor.

El Señor, por medio de su Espíritu ha establecido líderes que guíen en esta edificación y toma de decisiones con el ejemplo (1 Pedro 5:2), el servicio (Mt.20:26-28), la gracia  y dones recibidos (Ef.4:7-8). Aunque la Escritura nos da una lista de servicios (ministerios 1 Cor.12:5) posibles (1 Cor.12:28) (Ef.4:11), estos no quieren ser exclusivos. Todos ellos pueden agruparse en el servicio de la palabra y el de asuntos prácticos (Hch.6:2, 4) (1 Pedro 4:10-11), que son los que conocemos como pastores (ancianos) y diáconos.

Algunos de estos servicios ya han pasado como son los apóstoles y profetas, en el sentido de traer nueva revelación y autoridad (2 Pe.1:19), pero hay otros nuevos que se pueden añadir como misioneros, responsables de adoración, maestros y maestras de escuela dominical, teólogos, etc…

Oración

“Dios mío, levanta hombres y mujeres dentro de tu iglesia que la puedan dirigir santa y fielmente”.