“Si, pues, coméis bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” (1 Corintios 10: 31)

Debemos dedicar tiempo a la vida cristiana, en lo que consiste, cómo la usamos y como mejorarla.

Aunque ya hemos visto parte del tema en lo que es nuestra unión con Cristo, la santificación o nuestra parte como iglesia local, sabemos que cada uno de nosotros ha sido llamado a nivel particular, por nombre (Juan 10:3). Debemos responder por tanto ante Dios de manera personal (Mt.25:15) y manifestar la fe en los siguientes contextos donde él nos coloque (Rom.1:8).

Si decimos tener fe, esperanza y amor, por ejemplo, la fe debe obrar, el amor trabajar y la esperanza ser constante (1 Tes.1:3), y esto debe ser hecho y primeramente en, por y para el Señor (Mt.18:5; 19:29) (Col.3:17).

Esta vida cristiana debe reflejarse en el secreto de nuestra cámara, en nuestra intimidad, pues Dios que conoce el corazón y ve en lo secreto, a su tiempo recompensará en público (Mt.6:2-6). Debe manifestarse en la familia (1 Cor.7:14), en cómo se tratan padres e hijos (Deut.5:16) (Ef.6:1-4) (Co.3:20-21), maridos y esposas (1 Cor.7:1-s) (Ef.5:22-33) (Col.3:18s). Debe verse también en nuestra vida social, con los incrédulos, con las autoridades (Rom.13:1-7) en el trabajo (Ef.6:5-9), etc.

Oración

“Dios mío, ayúdame a ser, a reflejar lo que digo ser, en todas las áreas de mi vida”.